Páginas relacionadas con la Educación Física, Deporte y la Salud.

viernes, 22 de octubre de 2010

La evolución de la técnica del salto en alto


Abril 30, 2009 por Eric Vallodoro

A lo largo del tiempo, el interés de los investigadores, el avance de la tecnología y el afán de superación de los entrenadores hace que las distintas técnicas atléticas vayan sufriendo modificaciones, las cuales permiten obtener mejores resultados. La técnica del salto de altura es, sin dudas, la que mayor número de cambios ha sufrido con los años. Y no sólo eso, la mayoría de esos cambios han sido verdaderos saltos cualitativos.
La primera forma de salto conocida fue la “técnica frontal”, y que podía realizarse con dos pies. La caída, por su parte, era sobre arena. Las alturas conseguidas, como podrán imaginarse, eran bastante limitadas.
Posteriormente los atletas comenzaron a emplear la “técnica tijera”, donde el atleta se aproxima hacia la varilla en una trayectoria recta y oblicua. Pica con la pierna alejada y eleva la otra, que pasa extendida. Esta modalidad, aunque antigua, todavía es empleada durante la etapa de aprendizaje e incluso por atletas ya especializados en la entrada en calor.
Más tarde los entrenadores comenzaron a trabajar sobre la técnica de “western roll”. En este salto, también conocido como “californiano”, el atleta se aproximaba con un ángulo un poco más abierto, de 45º aproximadamente, sólo que ahora picaba con la pierna cercana a la varilla. Sería como saltar con “tijera” y luego “acostarse” en el aire. Al momento del salto, su cuerpo se encontraba paralelo al suelo, lo cual le permitía caer sobre un pie y apoyar las dos manos. No hay que olvidar que todavía los colchones de salto no existían.
La técnica que le siguió fue la “ventral”, donde el saltador buscaba rodear la varilla, como si tratara de “enroscarse” en ella. Esta forma de saltar llegó a una status hegemónico que perduró muchos años. Se llegó incluso a un punto donde era difícil pensar en una técnica superior. Sin embargo, la entrada en escena de los colchones de caída permitió algo que hasta entonces hubiera sido impensable: saltar de espalda.
Durante los Juegos Olímpicos de 1968, en la ciudad de México, el atleta estadounidense Dick Fosbury asombró a los presentes primero realizando una extraña carrera semicircular, y luego picando con la pierna alejada para elevarse, girar y pasar la varilla como jamás lo había hecho nadie.
La nueva técnica, más conocida como “flop”, terminó por sepultar a todas sus antecesoras, si bien todavía es común ver algunos entrenadores trabajando las viejas técnicas.
¿Cuál fue el aporte más importante del flop? La ventaja biomecánica que ofrecía, permitiendo al saltador elevar su cuerpo y dejar debajo su centro de gravedad, algo que no ocurría en las otras técnicas. En efecto, al momento de pasar por sobre la varilla, el atleta consigue, mediante la hiperextensión de la columna, colocar su centro de gravedad fuera del cuerpo y situarlo por debajo de la varilla.
Creo que además del aporte fundamental de Fosbury a la técnica de salto en alto, es importante resaltar el mérito que tiene el hecho de re-inventar una técnica, pensándola de un modo completamente diferente. Esta idea es, más allá del análisis puro del gesto deportivo, el disparador que estimula a entrenadores y atletas a romper los límites de lo establecido y seguir investigando.






La evolución de la técnica del salto en alto




Abril 30, 2009 por Eric Vallodoro

A lo largo del tiempo, el interés de los investigadores, el avance de la tecnología y el afán de superación de los entrenadores hace que las distintas técnicas atléticas vayan sufriendo modificaciones, las cuales permiten obtener mejores resultados. La técnica del salto de altura es, sin dudas, la que mayor número de cambios ha sufrido con los años. Y no sólo eso, la mayoría de esos cambios han sido verdaderos saltos cualitativos.
La primera forma de salto conocida fue la “técnica frontal”, y que podía realizarse con dos pies. La caída, por su parte, era sobre arena. Las alturas conseguidas, como podrán imaginarse, eran bastante limitadas.
Posteriormente los atletas comenzaron a emplear la “técnica tijera”, donde el atleta se aproxima hacia la varilla en una trayectoria recta y oblicua. Pica con la pierna alejada y eleva la otra, que pasa extendida. Esta modalidad, aunque antigua, todavía es empleada durante la etapa de aprendizaje e incluso por atletas ya especializados en la entrada en calor.
Más tarde los entrenadores comenzaron a trabajar sobre la técnica de “western roll”. En este salto, también conocido como “californiano”, el atleta se aproximaba con un ángulo un poco más abierto, de 45º aproximadamente, sólo que ahora picaba con la pierna cercana a la varilla. Sería como saltar con “tijera” y luego “acostarse” en el aire. Al momento del salto, su cuerpo se encontraba paralelo al suelo, lo cual le permitía caer sobre un pie y apoyar las dos manos. No hay que olvidar que todavía los colchones de salto no existían.
La técnica que le siguió fue la “ventral”, donde el saltador buscaba rodear la varilla, como si tratara de “enroscarse” en ella. Esta forma de saltar llegó a una status hegemónico que perduró muchos años. Se llegó incluso a un punto donde era difícil pensar en una técnica superior. Sin embargo, la entrada en escena de los colchones de caída permitió algo que hasta entonces hubiera sido impensable: saltar de espalda.
Durante los Juegos Olímpicos de 1968, en la ciudad de México, el atleta estadounidense Dick Fosbury asombró a los presentes primero realizando una extraña carrera semicircular, y luego picando con la pierna alejada para elevarse, girar y pasar la varilla como jamás lo había hecho nadie.
La nueva técnica, más conocida como “flop”, terminó por sepultar a todas sus antecesoras, si bien todavía es común ver algunos entrenadores trabajando las viejas técnicas.
¿Cuál fue el aporte más importante del flop? La ventaja biomecánica que ofrecía, permitiendo al saltador elevar su cuerpo y dejar debajo su centro de gravedad, algo que no ocurría en las otras técnicas. En efecto, al momento de pasar por sobre la varilla, el atleta consigue, mediante la hiperextensión de la columna, colocar su centro de gravedad fuera del cuerpo y situarlo por debajo de la varilla.
Creo que además del aporte fundamental de Fosbury a la técnica de salto en alto, es importante resaltar el mérito que tiene el hecho de re-inventar una técnica, pensándola de un modo completamente diferente. Esta idea es, más allá del análisis puro del gesto deportivo, el disparador que estimula a entrenadores y atletas a romper los límites de lo establecido y seguir investigando.