El rol de la familia en la batalla contra la comida “chatarra”.
Un 21,1% de los escolares chilenos presenta obesidad, de acuerdo a la cifra entregada por JUNAEB (Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas) correspondiente al índice de medición para el año 2007 entre estudiantes de primero básico del sector público. Un porcentaje que confirma una preocupante tendencia al alza, pues se aumenta casi un 2% en comparación a igual medición del año anterior, y prácticamente un 5% desde 2000.
“Pensamos que el 19,4% del 2006 iba a ser el techo”, reconoció el senador Guido Girardi (PPD), quien no duda en calificar el tema como una “emergencia sanitaria”. Y mientras todas las preocupaciones en el ámbito de la Salud se han concentrado en los polémicos y recientes casos de pacientes contagiados de Sida no informados, el senador estima que “el problema de salud pública más grave que tiene Chile en la actualidad son las enfermedades crónicas no transmisibles, que tienen como factores condicionantes la obesidad y el sedentarismo. Chile es hoy el país con más rápido crecimiento de la obesidad infantil, con una de las prevalencias más altas del mundo”, indicó. Uno de los focos del problema es sin duda la comida “chatarra”, favorita entre escolares y sus padres como alimento o colación para la jornada de estudio, y que cobró especial relevancia pública en octubre de 2008 tras conocerse un estudio sobre galletas realizado por la Corporación Nacional de Consumidores y Usuarios de Chile (CONADECUS) que establece que 84 marcas de galletas actualmente en el mercado superan los niveles aceptables de sal, azúcar y grasas saturadas. Hernán Calderón, Presidente de CONADECUS, llamó entonces a la ciudadanía a tomar conciencia del riesgo al que se expone, considerando que “en un sólo paquete está el contenido máximo que debe consumir una persona adulta, pero el caso de los niños es más dramático aún, porque están consumiendo el doble”. La doctora Cecilia Castillo, pediatra y nutrióloga y ex Directora del Departamento de Nutrición del Ministerio de Salud, grafica la situación: “Los niños y sus padres creen que deben ser una o dos colaciones por cada recreo. Con 3 recreos diarios promedio, están llevándose entre 4 a 5 colaciones en el día”. Por su alto contenido calórico, estas colaciones representan a veces la mitad de lo que los niños requieren comer en todo un día, sobrepasando fácilmente sus requerimientos diarios de calorías. “Es uno de los principales factores de riesgo que está contribuyendo a la obesidad”, advierte la especialista, quien asegura que de acuerdo a un segundo estudio recientemente realizado por CONADECUS, este tipo de alimentos pueden presentar hasta cinco veces más calorías que una fruta, “condicionando la aparición de otros factores de riesgo como hipercolesterolemia, hipertensión arterial y resistencia insulina”. “El 50% de los niños que son obesos tienen el colesterol alto –concluye la Doctora Castillo-, pero también lo hemos detectado en niños con peso normal, producto del consumo de estos alimentos. Estos niños mejoran cuando retiramos estos alimentos y los reemplazamos por alimentos saludables”.
“Esto es un tema que tiene que ver con la educación y los hábitos alimenticios de la familia”, opina la diputada Karla Rubilar (RN), miembro de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados. “Los proyectos de ley que puedan surgir del Congreso van a contribuir sin duda a entregar mayor información a las personas, pero hay que tener una educación escolar de forma prioritaria que no solamente involucre a los alumnos sino también a sus padres, que son quienes preparan los alimentos y enseñan a los niños a consumir de forma saludable o a consumir chatarra”.
Alarmantes cifras a nivel nacional
La obesidad ha demostrado no ser sólo un problema entre los niños. Más del 60% de la población chilena presenta actualmente obesidad o sobrepeso*, y a más pobreza, mayores son los índices. El aumento es más dramático en regiones: “En Magallanes –dice Karla Rubilar- hoy más del 40% de los niños en edad preescolar son obesos”. Los índices de colesterol entre los chilenos son altísimos, con algunas regiones como la VIII, XII y la Metropolitana, en que prácticamente el 40% de la población presenta colesterol alto*: un factor de alto riesgo para infartos, accidentes vasculares, cánceres y diabetes. El sedentarismo es extremo. Entre hombres, alcanza un 88.8%, y entre los chilenos sin educación llega a un 97%, mientras el índice de riesgo cardiovascular se empina al 93% en varones de 45 años hacia arriba *. “El cáncer está directamente relacionado con la dieta” dice Guido Girardi. “La mortalidad ha ido en aumento, igual que la mortalidad por tumores malignos de mamas y próstatas, que justamente son los más vinculados a dietas. Hoy la mitad de los cánceres están vinculados al consumo de grasas y comida chatarra”. La hipertensión arterial es otro índice preocupante entre los chilenos: casi todas las regiones del país promedian un 40%, y el tabaquismo llega a un 35%*. Todos los días mueren en Chile 300 personas, de todas las causas. De éstas, 200 mueren por enfermedades crónicas no transmisibles (infartos, accidentes vasculares y cáncer) relacionadas con la dieta, y 100 corresponden a personas de entre 40 y 65 años. “Por tanto son muertes prematuras y muertes evitables –dice Girardi- Chile está perdiendo todos los días por consecuencia de la obesidad, 100 personas que no debieron haber muerto”. Paradójicamente, Chile tiene actualmente una de las expectativas de vida más altas del mundo, más alta incluso que Estados Unidos para el caso de mujeres (83 años), pero producto de lo que está pasando, del aumento de infartos, accidentes vasculares y cáncer, Chile arriesga bajar drásticamente estos positivos índices de expectativa de vida.
Más de 3 mil millones de dólares al año gasta Chile en tratamiento.
La meta Bicentenario que el Ministerio de Salud se planteó el año 2000 era reducir la obesidad entre escolares de seis años de un 16% a un 12% para el 2010. Las cifras ya mencionadas indican que hasta ahora, las políticas públicas aplicadas para combatir la obesidad no están dando los resultados esperados. El senador independiente Carlos Cantero sostiene que “el Ministerio de Educación, el de Salud y la JUNAEB han tenido un fracaso en su tarea de cautelar la salud nutricional de nuestras generaciones de recambio”. Por ello, Cantero exige una reacción “más efectiva, eficiente y con mayor responsabilidad social. Se ha actuado con negligencia al no aumentar las horas de educación física, mirándola como una asignatura sin importancia que sirve sólo para subir las notas deficientes”. Otro aspecto a considerar son los costos que le significan al Estado esta situación de salud pública. Los gastos relativos a sufrir un infarto o accidente vascular son aproximadamente 50 millones de pesos. “O sea, todos los días Chile pierde 10 millones de dólares, que al año se convierten en más de 3 mil millones de dólares, un gasto que se evitarían con una adecuada política de prevención” calcula Guido Girardi. “Es necesario en Chile fijar un límite en Chile a la cantidad de ácidos grasos trans, que son los que más suben el colesterol, y que debieran tener como límite un 2%. También se debe obligar a rotular la cantidad de azúcar, para que los profesionales que trabajamos en salud podamos indicar de acuerdo a la composición de cada producto”, propone la doctora Cecilia Castillo. Intentando hacer frente al problema, el Gobierno, a través del Ministerio de Salud, lanzó el 21 de diciembre una campaña nacional contra la obesidad, como parte de la estrategia EGO – CHILE (Estrategia Global contra la Obesidad)
Proyectos de ley en trámite
En marzo de 2007 Girardi, junto a los senadores Carlos Kuschel (RN), Evelyn Matthei (UDI) Carlos Ominami (PS) y Mariano Ruiz- Esquide (DC), ingresó un proyecto de ley para prohibir la comida chatarra en los colegios, la publicidad de ésta y para establecer una rotulación que sea comprensible, en la idea de un semáforo con los rangos aceptables tanto para grasas, sal y azúcar. “Con ello el ciudadano común, sin el conocimiento técnico para interpretar tablas nutricionales, podrá saber si es un producto adecuado y por lo tanto podrá defenderse de estas mentiras” dice Girardi. El proyecto también plantea acabar con las denominaciones “engañosas” que utilizan muchos de estos productos para publicitarse -incluyendo las promociones de adhesivos y stickers para entusiasmar a los niños- e imponer para todas las escuelas de Chile tres jornadas diarias de actividad física, que es lo que la norma indica como necesario para que sea efectivo. “El tema del semáforo no es el camino adecuado”, plantea Karla Rubilar. “Si hoy en Chile etiquetamos con el semáforo probablemente no tendríamos ningún alimento que no tenga un color rojo en su etiqueta; la misma agua mineral, por su alto contenido de sodio, también quedaría en rojo” ejemplifica. “Hay que estandarizar un concepto de alimento saludable, identificado con un logo en cada uno de los alimentos, que diga que éste cumple con los requisitos de un alimento saludable, contra otros que no lo cumplen. A nivel mundial esto se ha comprobado que funciona, no así el semáforo, que no ha tenido buenos resultados” advierte la diputada Rubilar. Respecto al trámite, el proyecto de ley se aprobó en general a mediados del 2007 tras un primer semestre de estudio en la Comisión de Salud de la Cámara Alta, y actualmente se está discutiendo en particular con la presentación de indicaciones, pues existen algunas discrepancias. La Comisión de Salud de la Cámara Baja, por su parte, se encuentra estudiando un segundo proyecto relativo a la alimentación de los niños en la escuelas chilenas, que busca establecer que todas ellas cuenten con un “kiosco saludable” que ofrezca una variedad de productos sanos que constituyan, al menos, un 80% del volumen total de los alimentos que allí se ofrezcan. La iniciativa, ingresada en junio de 2008, pasa por su primer trámite, sin urgencia en su discusión.
( Fuente: bcn.cl, Temas de obesidad infantil )
Prof. Jorge Concha M.
Santiago 13 de Abril del 2011.
Profesor una pregunta para mi trabajo de tesis ¿quien el respalda toda esta información?¿alguna universidad, el gobierno, etc?
ResponderEliminarGracias.